Cuando Luis Angel y Angélica llegaron a la escuela Puentetierra, ya casi sabían leer y escribir. Lo habían aprendido en la escuela doméstica de Angela, con mesa de trabajo, horario y una maestra que alternaba la enseñanza con la cocina y los demás oficios de la casa. Al comienzo pudieron asistir parcialmente, gracias a Escuela Nueva y a la capacidad de la profesora Nora García, quien entendió que no había que estar todo el tiempo en el aula para aprender y les daba guías para aprender en la casa. Ahora ambos asisten regularmente, gracias a la moto que manejan Angela o Ernesto en un viaje de alrededor de media hora, según el clima y el estado de la vía.
Hay una historia memorable de Luis Angel: en la tienda le compraban dulces y él guardaba las envolturas en el bolsillo. Un día alguien se dió cuenta y le preguntó por qué lo hacía. El respondió: "Pues yo no los boto al suelo, porque nosotros vivimos en una finca ecológica!" Eso es una forma de ser un auténtico Cuidamundos.
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