Carlota es la matrona en su especie. Aunque ya está perdiendo sus dientes, sigue siendo la cuidandera principal y la organizadora de las salidas nocturnas en persecusión de las sombras que con frecuencia atraviesan el camino, especialmente en noches de luna llena. Actualmente lucha por mantener su hegemonía ante otra hembra política de ingrata recordación.
Carlota, vino destinada a un feliz y productivo matrimonio con Bimbo. Al parecer no pudo consumarse por los gustos sofisticados de su prometido, quien finalmente se fue sin descendencia. Aunque el desaire de Bimbo no opacó su vivacidad, Carlota pasó sus mejores años sin dejar descendencia; ascendencia tampoco tiene Ondeyo. En consecuencia, alcanzó en vida el infinito: no tiene ni principio ni fin.
“…el colmo de la soledad conducía al colmo de gregarismo, a la gran ilusión de la compañía ajena, al hombre solo en la sala de los espejos y los ecos. Pero gentes como él y tantos otros, que se aceptaban a sí mismos (o que se rechazaban pero conociéndose de cerca) entraban en la peor paradoja, la de estar quizá al borde de la otredad y no poder franquearlo. La verdadera otredad hecha de delicados contactos, de maravillosos ajustes con el mundo, no podía cumplirse desde un sólo término, a la mano tendida debía responder otra mano desde afuera, desde lo otro."
ResponderEliminarJulio Cortázar en “Rayuela”.
Si el yo es lo opuesto al otro. Ondeyó es la percepción colectiva de un 'nosotros'. quise compartir esta cita desde la primera publicación, me pasé unos días.