martes, 27 de marzo de 2012

Día del agua (¿uno de los últimos?)

La semana pasada se celebró el día del agua. Hace alrededor de tres semanas circuló la noticia de que en San Gil tendría lugar un foro, porque era necesario racionar el agua, debido al agotamiento de las fuentes, según se dijo, por el verano. Lo que no se dijo es que el periodo seco de este comienzo de año no fue peor que en años anteriores, en los cuales no hubo que pensar en racionamientos.

Desgraciadamente llovió antes del evento. Eso hizo que ya no se considerara necesario; por otro lado, como sólo se piensa en el tema cuando escasea el agua al final del verano, mientras llueva habrá tiempo para seguir destruyendo sin pensar en las consecuencias.


Ondeyó está en una de las pocas zonas de la región que todavía producen algo del agua que surte acueductos municipales y veredales. Sin embargo, mientras siga la dinámica actual, las condiciones serán cada vez peores, mientras la vista de los concejos municipales y de la CAR regional (CAS) parece ser cada vez más corta. Tan corta que, por ejemplo,no alcanza a descubrir que la parte superior de la imagen anterior demuestra que un vecino está talando en la parte alta de lo que en Curití llaman Montenegro, zona de donde bajan más de una fuente de agua.

Pero la vista de la CAS tampoco alzanza a descubrir la tala detrás de los escasos arbustos estratégicamente conservados junto a la carretera (foto anterior, tomada hace una semana, como la anterior y la siguiente).La escasa cobertura que va quedando desaparecerá pronto, porque no es apta para sombrío del café que poco a poco terminará por cubrir la loma; además porque, como dijo con toda su sabiduría el director del Comité de Cafeteros durante un almuerzo con algunos amigos (suyos), a nadie le pagan por tener monte, de manera que, en sus palabras, "¡dele bote a todo ese matorral...dele bote!". Al fin y al cabo, serán unas 20 has., no más; aunque sean gran parte de lo que queda...
Efectivamente, mientras se tomaban las fotos, al borde de la carretera los chulos se comían la carroña de un armadillo adulto que ya no estorbará más el progreso; por los mismos días, habían aparecido en la cocina de Ondeyó dos pavas perdidas buscando dónde pasar la noche; las guacharacas también están buscando comida y nuevo albergue. Al mismo tiempo, abajo, se preocupan por la escasez de agua y pensaban en racionamientos que, afortunadamente, ya no serán necesarios...por lo menos en los próximos meses...


Talvez tenga razón el mencionado prohombre del Comité de Cafeteros cuando se queja de que los de la CAS a veces pongan problema porque se tumba el monte...o nuestro vecino, cuando se burla de que nos interesemos en "cuidar animalitos"...o el representante de la vereda en el concejo municipal, cuando se consuela diciendo que al fin y al cabo después no va a haber agua para nadie...es decir ni pa' Dios ni pa' el diablo, mejor dicho, todos jodidos...
Para terminar: se dice que a concejales de las veredas de Curití que ya acabaron con el agua les molesta notablemente que haya veredas donde todavía no se han secado las fuentes. También se dice que alguien relacionado con la CAS ha talado monte en torno a nacimientos de acueductos veredales de San Gil.



























































¡Visitantes!

Varias veces habíamos pensado en abrir una nueva sección, dedicada a nuestros visitantes, amigos tanto antiguos como nuevos.


Heinrich Placke y Monika Schaidhammer visitaron Colombia en enero pasado, estuvieron en Santander y tuvimos el gusto de recibirlos en Ondeyó.


Coincide la primera entrega de esta sección con el cumpleaños de Heiner, a quien en su día deseamos lo mejor.




Lieber Heiner, zu Deinem Geburtstag wünschen wir Euch alles gute!










martes, 6 de marzo de 2012

¡Cayó el rey del charco! (2)

Fieles al compromiso adquirido con nuestros lectores, presentamos nuevos elementos sobre la captura del Rey del charco. No existía plan alguno de captura, pese a la idea recurrente de que era necesario pescarlo antes de su muerte natural y el consecuente consumo por los chulos. La operación se decidió sobre la marcha, en medio de una expedición rutinaria destinada a complementar la olla con algunos ejemplares menores. En vista del fracaso de anteriores intentos y ante la pesca de un ejemplar mínimo, decidimos hacer como si no...pero sí...











Nuestra experta pescadora (foto anterior) y su acucioso ayudante Borona (abajo a la izquierda), engarzaron la pequeña presa al mínimo anzuelo de la rampa (ver su mano derecha) por la cola (de ella, la presa); con toda discreción la pusieron de nuevo en el agua, dejaron con displicencia la carreta en el piso y como quienes no quieren la cosa siguieron intentando la pesca en otro lugar y con otro anzuelo.
El Rey del charco, oculto en la profundidad, había seguido con atención todo el proceso y, con la boca echa agua, se aprestaba a cumplir una vez más con su tarea. El fotógrafo (imagen diferida, por supuesto, dado que el momento no estaba para autofotos) y varios sabuesos del equipo de Borona se agazapaban en las proximidades, prestos a intervenir en caso de ser requeridos: Benito, Yidis y Tololo (imágenes siguientes por orden de aparición).
Una vez la pequeña presa pasó frente a sus barbas con una extraña joya en la cola, el Rey lanzó su tarascazo. La pequeña atravesó veloz el túnel de su avidez y alcanzó a salir por la abertura de su agalla. "Al fin y al cabo no valía la pena!", se dijo el agresor dispuesto a cambiar de rumbo.Sin embargo, el anzuelo se quedó en el borde de su agalla y empezó la agitación.









Afuera hubo expectativa, una vez captamos que algo especial sucedía bajo el agua. Los sabuesos se agitaban. Luego vino la evaluación de las circunstancias. En conclusión, se trataba de no intentar sacarlo por la fuerza, porque podría romperse el hilo o zafarse el anzuelo, dado su tamaño. Había que cansarlo y, dado el caso, emplear otros medios para terminar la faena.
Cerca de una hora lo seguimos y lo guiamos por el charco, intentando detectar señales de rendición que no llegaron, mientras aumentaba la osibilidad de escape.






No hubo otra alternativa que la atarraya. Alrededor de 6 lanzamientos de Ernesto fueron necesarios hasta la rendición incondicional del objetivo.








Después vinieron la celebración y la culinaria, por supuesto.






















El congénere de menor tamaño que vino con el rey en la atarraya fue liberado. Es de suponer que habrá transitido a los suyos la enseñanza del evento, que podría ser algo como "¡El cumplimiento del deber no siempre nos trae buenas consecuencias!"